Antonio Gómez Nashiki
A finales de noviembre de 2019, se terminó el proyecto de investigación denominado: Cyberbullying el poder de la violencia virtual en primarias y secundarias de Colima, una de las conclusiones mostró la escasez de trabajos que, desde una perspectiva cualitativa, recuperaran las percepciones, opiniones y argumentos de distintos sujetos de la escuela.
En el marco de la contingencia sanitaria, a finales del mes de abril iniciamos una serie de entrevistas con docentes de educación básica de algunos estados de la república, con el propósito de conocer la opinión de directivos, docentes, padres de familia y estudiantes sobre el fenómeno del cyberbullying. La hipótesis inicial fue que si bien la interacción cara a cara se interrumpiría, la violencia y el acoso no desaparecerían y el papel de la comunicación -mediado por la tecnología-, jugaría un papel central.
Se trata de un trabajo en desarrollo y sólo se cuenta hasta el momento con algunas opiniones de docentes y directivos de escuelas públicas y privadas que trabajan en el nivel de secundaria en contextos urbanos. Por ello, no es representativo de lo que acontece en todo el sector educativo, sin embargo, muestra que hay evidencia sobre la cual reflexionar en el futuro inmediato sobre un tema que, si bien no es novedoso, la coyuntura en el que se presenta sí lo es.
La información de los entrevistados en confinamiento expone otra perspectiva del cyberbullying, pues si bien la violencia dejó de presentarse en los planteles educativos debido a la suspensión de actividades presenciales, ésta se desplazó a los hogares, generando una dinámica diferente para los estudiantes involucrados, así como para que padres de familia conocieran algunos datos sobre la interacción de sus hijos en la escuela, profesores, amigos, formas de comunicación, pero en el caso que nos ocupa, sobre problemas de agresión y victimización del que presentaban una escasa información o ignoraban.
Entre la información que los padres aportaron a los docentes y directores de sus respectivas escuelas, como consecuencia de estar más cerca de sus hijos en esta contingencia, fueron: actitudes depresivas y cambios de conducta repentinos, además de identificar mensajes, videos, fotos, correos de voz y llamadas telefónicas que atentaban contra la integridad de sus hijos.
Los docentes al ser notificados por los padres de familia de agresiones hacia sus hijos han dado seguimiento a los casos, lo que ha permitido identificar algunas características del cyberbullying como las siguientes:
- Existe un acecho constante (todos los días y a todas horas), que se identifica en acciones molestas e intimidantes no solicitadas que incluyen: mensajes de voz, correo, videos con amenazas explícitas hacia la integridad del estudiante y sus familiares, de posibles “golpizas” y “secuestros”, publicadas en las distintas redes sociales y grupos en común de los escolares.
- La imagen del agresor es difusa, pues se han detectado perfiles falsos que dificultan la identificación y rastreo de los mensajes, sin embargo, se trata de compañeros de escuela pues conocen a la perfección datos de la víctima y la familia.
- Se ha suplantado la identidad de las víctimas, atribuyéndoles mensajes falsos en contra de compañeros, ofendiendo a docentes y mintiendo sobre el cumplimiento de actividades escolares.
- No se sabe a ciencia cierta, si se trata de una persona o de varias actuando al mismo tiempo, pues por la cantidad de agresiones y mensajes, hace suponer que se trata de un acoso colectivo.
- Se han difundido, comunicado y compartido datos e imágenes sin consentimiento de la víctima sobre información privada de ella y su familia.
- Muchos de los mensajes de acoso han sido compartidos, por lo que “los testigos”, al reenviar los textos e imágenes ejercen una doble violencia, pues adoptan un papel activo de apoyo al acosador difundiendo las ofensas, compartiendo el rol de agresores.
- Los efectos psicológicos sobre las víctimas son graves, pues los padres reportan inseguridad, ansiedad y miedo.
- La emisión de mensajes, imágenes y videos con tono lascivo se convierten en estigmas permanentes que no pueden ser borrados fácilmente de la red.
- Los tipos de violencia asociadas al cyberbullying son la psicológica y la sexuada, pues en los testimonios se han comentado el envío de fotos de partes íntimas y desnudos (sexting); difusión de imágenes sin consentimiento de la víctima (sextorsion); publicación en redes sociales de videos o fotografías sexuales de exparejas como forma de revancha (sexovenganza).
- Es importante señalar que este tipo de agresiones tienen como destinatarias principales a las mujeres.
Los datos expuestos abren un horizonte incierto para atender el problema, porque: a) si bien las agresiones sobre las víctimas provienen de compañeros de la escuela, éstas no se llevan a cabo en la institución educativa; b) los docentes señalan que es difícil atender este tipo de violencia, pues no hay antecedentes, es poca la información disponible y manifiestan no estar capacitados para intervenir y c) a pesar de que es un problema grave y cotidiano desde hace ya algún tiempo, la legislación a nivel local y federal está a la zaga y los mecanismos para atender oportunamente este tipo de violencia es muy difícil de llevarlo a cabo, pues se necesita de una investigación profunda y puntual para poder detectarla.
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